“Alicia en el país de las maravillas” es un famoso cuento infantil
escrito por el inglés Lewis Carroll en 1865, y posteriormente adaptado al cine por The Walt Disney Company en 1951, siendo esta la versión más reconocida.
La historia es acerca de Alicia, una niña de clase alta inglesa, quien al estar escuchando su lección de historia ve a un extraño conejo blanco obsesionado por la hora y decide seguirlo hasta una madriguera. Alicia entra a un mundo lleno de seres y criaturas surrealistas de extraño actuar, donde no existe la lógica, pero decide continuar su aventura en busca del conejo por todo ese mágico lugar, viviendo experiencias e interactuando con estos extraños seres, para nada amigables, quienes finalmente la llevan hacia la reina de corazones, quien la juzga y la condena a muerte. En ese momento Alicia despierta y se da cuenta que todo fue un sueño.
Este infantil e inocente cuento está escrito en metáforas perfectamente redactadas, es a la vez una gran sátira hacia la monarquía Victoriana inglesa como se puede apreciar en muchos aspectos de la obra.
La reina Victoria tuvo el reinado más largo de todos los monarcas británicos, asimismo, éste se caracterizó por darse en la cúspide de la revolución industrial y por sus excéntricas medidas arbitrarias. Esta época, también llamada victoriana, generó en Inglaterra muchos cambios notables a nivel cultural, político, económico, industrial y científico.
La obra, vista desde el punto de vista de la arbitrariedad del reinado, tiene total sentido y se pueden descifrar las metáforas empleadas y el verdadero propósito del autor con respecto a ellas.
Alicia, al ser una niña bastante inocente, manifestaba su descontento con el mundo y con las reglas, con los mandatos y obedecer a medidas que, según ella, no tenían sentido alguno. Expresa además, su anhelo por un mundo “al revés”, donde las cosas no funcionaran técnicamente.
Esta filosofía representa una gran parte de la sociedad en la época victoriana que no estaba de acuerdo con las reglas impuestas, mas debía someterse a ellas.
Luego de seguir al conejo blanco, siempre con un reloj en la mano y obsesionado por la hora, quien simboliza la revolución industrial y una época basada en la exactitud y la técnica, Alicia entra al llamado país de las maravillas, el que sería el país de la monarquía como se puede ver más adelante en el cuento. En ese lugar hay un sinnúmero de criaturas siempre guiadas por una reina, donde actúan sin sentido, son incoherentes y absurdas, quienes humanizadas representan excéntricos personajes de la vida inglesa.
En este aspecto se encuentran personajes como el señor morsa: un fiel vasallo de la reina que vive del engaño al pueblo, en este caso, unas pequeñas ostras a quienes les miente para luego comérselas. Lo mismo sucede con su sirviente, el carpintero, a quien engaña también a la hora de comer. Es notable en este aspecto la diferencia de clases sociales y el abuso de poder por parte de la nobleza y aristocracia. Del mismo modo, las flores representan estas clases sociales, se ve claramente al despreciar a Alicia por no ser una flor igual de hermosa que ellas, tildarla de hierba y rechazarla.
Finalmente está la reina de corazones, cuyo parecido con la reina victoria es innegable. La arbitrariedad de sus decisiones es indiscutible cuando le hace a Alicia un juicio sin ningún motivo y concluye con la sentencia de cortarle la cabeza. Esta es la vil muestra del propósito del autor por hacer la crítica hacia este imperio y mostrar los personajes que se desenvolvían en este ámbito como lo eran los vasallos, clases sociales y sirvientes de la reina.
Lewis Carroll con su obra, no sólo muestra esta sátira sino que además es seguidor de varias corrientes filosóficas y precursor de muchas otras, que de igual forma quedan plasmadas con su cuento aparentemente infantil.
Alicia nació a la par del existencialismo, corriente cuyo postulado fundamental es que son los seres humanos, en forma individual, los que crean el significado y la esencia de sus vidas. Se basa en las verdades individuales, destaca la libertad y la temporalidad del hombre, de su existencia en el mundo más que de su supuesta esencia profunda. El cuento tiene aspectos bastante influenciados por dicha corriente, en especial la crisis de identidad que sufre Alicia en su conversación con la oruga, donde luego de haber cambiado varias veces de tamaño, y de diferentes diálogos, se plantea preguntas acerca de su existencia, su razón de ser y su desconocimiento de ella misma, además de la obra estar variando constantemente el concepto de temporalidad.
Profundizando un poco más, la obra no se queda en el existencialismo; son secuelas de éste lo que posee. El cuento, a su vez, parece adelantarse varios años: se abre pasos por los nuevos horizontes de la filosofía y se convierte en precursora de corrientes como lo son el dadaísmo y el surrealismo, las cuales se apoyan en la fantasía, la incoherencia, y la poca inversión de la lógica.
La obra apunta a estas corrientes en diversos momentos, y es innegable su posterior influencia en ellas.
Alicia interactuó con personajes fantásticos y totalmente absurdos, como una chapa poeta, quien creía que nada es imposible; un gato a rayas sin conciencia alguna de espacio tiempo, desubicado y burlón; un sombrerero loco y una liebre quienes celebraban el hecho de no estar cumpliendo años; un pájaro que se secaba para luego mojarse de nuevo; un par de gemelos de un actuar bastante peculiar; un pájaro, para quien la lógica y lo normal era todo lo contrario al mundo real, entre otros personajes del mismo prototipo.
Lo interesante de la obra es cómo un siglo después, cobra absoluta vigencia con la aparición de un nuevo movimiento llamado “el absurdismo”. Este movimiento plantea lo absurdo como forma de acuerdo ante la sociedad, tiene como filosofía que el universo es inexplicable, y por eso recurren a la fantasía, el sueño y la pesadilla. Utilizan temas sin significado alguno, incoherentes y que cuestionan a la sociedad y al hombre a través del humor y la mitificación. “la vida es inherentemente absurda y tal es su sentido”. Alicia es, por lo tanto, una obra “absurda” y estos enfoques parecen describir la obra casi en su totalidad.
A la par de estas metáforas y filosofías, el cuento está dirigido precisamente hacia una audiencia infantil, que no necesita recurrir a un profundo análisis para disfrutar de la magia y lo irreal, pues todos los niños son artífices de sus propios mundos, donde sus sueños se hacen realidad y conciben el tiempo y la vida de manera muy distinta a los adultos.
Por lo tanto, “Alicia en el país de las maravillas” es una obra multifacética que puede encantar a niños y adultos, colmada de metáforas, precursora de corrientes filosóficas y de un gran contenido literario que sin importar el paso del tiempo, seguirá vigente de generación en generación.

La historia es acerca de Alicia, una niña de clase alta inglesa, quien al estar escuchando su lección de historia ve a un extraño conejo blanco obsesionado por la hora y decide seguirlo hasta una madriguera. Alicia entra a un mundo lleno de seres y criaturas surrealistas de extraño actuar, donde no existe la lógica, pero decide continuar su aventura en busca del conejo por todo ese mágico lugar, viviendo experiencias e interactuando con estos extraños seres, para nada amigables, quienes finalmente la llevan hacia la reina de corazones, quien la juzga y la condena a muerte. En ese momento Alicia despierta y se da cuenta que todo fue un sueño.
Este infantil e inocente cuento está escrito en metáforas perfectamente redactadas, es a la vez una gran sátira hacia la monarquía Victoriana inglesa como se puede apreciar en muchos aspectos de la obra.
La reina Victoria tuvo el reinado más largo de todos los monarcas británicos, asimismo, éste se caracterizó por darse en la cúspide de la revolución industrial y por sus excéntricas medidas arbitrarias. Esta época, también llamada victoriana, generó en Inglaterra muchos cambios notables a nivel cultural, político, económico, industrial y científico.
La obra, vista desde el punto de vista de la arbitrariedad del reinado, tiene total sentido y se pueden descifrar las metáforas empleadas y el verdadero propósito del autor con respecto a ellas.
Alicia, al ser una niña bastante inocente, manifestaba su descontento con el mundo y con las reglas, con los mandatos y obedecer a medidas que, según ella, no tenían sentido alguno. Expresa además, su anhelo por un mundo “al revés”, donde las cosas no funcionaran técnicamente.
Esta filosofía representa una gran parte de la sociedad en la época victoriana que no estaba de acuerdo con las reglas impuestas, mas debía someterse a ellas.
Luego de seguir al conejo blanco, siempre con un reloj en la mano y obsesionado por la hora, quien simboliza la revolución industrial y una época basada en la exactitud y la técnica, Alicia entra al llamado país de las maravillas, el que sería el país de la monarquía como se puede ver más adelante en el cuento. En ese lugar hay un sinnúmero de criaturas siempre guiadas por una reina, donde actúan sin sentido, son incoherentes y absurdas, quienes humanizadas representan excéntricos personajes de la vida inglesa.
En este aspecto se encuentran personajes como el señor morsa: un fiel vasallo de la reina que vive del engaño al pueblo, en este caso, unas pequeñas ostras a quienes les miente para luego comérselas. Lo mismo sucede con su sirviente, el carpintero, a quien engaña también a la hora de comer. Es notable en este aspecto la diferencia de clases sociales y el abuso de poder por parte de la nobleza y aristocracia. Del mismo modo, las flores representan estas clases sociales, se ve claramente al despreciar a Alicia por no ser una flor igual de hermosa que ellas, tildarla de hierba y rechazarla.

Lewis Carroll con su obra, no sólo muestra esta sátira sino que además es seguidor de varias corrientes filosóficas y precursor de muchas otras, que de igual forma quedan plasmadas con su cuento aparentemente infantil.
Alicia nació a la par del existencialismo, corriente cuyo postulado fundamental es que son los seres humanos, en forma individual, los que crean el significado y la esencia de sus vidas. Se basa en las verdades individuales, destaca la libertad y la temporalidad del hombre, de su existencia en el mundo más que de su supuesta esencia profunda. El cuento tiene aspectos bastante influenciados por dicha corriente, en especial la crisis de identidad que sufre Alicia en su conversación con la oruga, donde luego de haber cambiado varias veces de tamaño, y de diferentes diálogos, se plantea preguntas acerca de su existencia, su razón de ser y su desconocimiento de ella misma, además de la obra estar variando constantemente el concepto de temporalidad.
Profundizando un poco más, la obra no se queda en el existencialismo; son secuelas de éste lo que posee. El cuento, a su vez, parece adelantarse varios años: se abre pasos por los nuevos horizontes de la filosofía y se convierte en precursora de corrientes como lo son el dadaísmo y el surrealismo, las cuales se apoyan en la fantasía, la incoherencia, y la poca inversión de la lógica.
La obra apunta a estas corrientes en diversos momentos, y es innegable su posterior influencia en ellas.

Lo interesante de la obra es cómo un siglo después, cobra absoluta vigencia con la aparición de un nuevo movimiento llamado “el absurdismo”. Este movimiento plantea lo absurdo como forma de acuerdo ante la sociedad, tiene como filosofía que el universo es inexplicable, y por eso recurren a la fantasía, el sueño y la pesadilla. Utilizan temas sin significado alguno, incoherentes y que cuestionan a la sociedad y al hombre a través del humor y la mitificación. “la vida es inherentemente absurda y tal es su sentido”. Alicia es, por lo tanto, una obra “absurda” y estos enfoques parecen describir la obra casi en su totalidad.
A la par de estas metáforas y filosofías, el cuento está dirigido precisamente hacia una audiencia infantil, que no necesita recurrir a un profundo análisis para disfrutar de la magia y lo irreal, pues todos los niños son artífices de sus propios mundos, donde sus sueños se hacen realidad y conciben el tiempo y la vida de manera muy distinta a los adultos.
Por lo tanto, “Alicia en el país de las maravillas” es una obra multifacética que puede encantar a niños y adultos, colmada de metáforas, precursora de corrientes filosóficas y de un gran contenido literario que sin importar el paso del tiempo, seguirá vigente de generación en generación.
Muy bueno lo que pusiste, muy interesante, desde que lei esto, relei alicia, y la verdad que es impresionante la cabeza de lewis carroll y de relacionar tan bien la realidad con lo absurdo, un gusto leer tu nota, saludos! Nacho
ResponderEliminarhola, la verdad lei el libro y no me gusto, por que lo lei sin profundidad, jamas encontré relación alguna con la revolución industrial, pero desde que leí tu blog me doy cuenta de un sin fin de cosas que estan implicitas en la obra y que un lector poco crítico dejaría pasar.
ResponderEliminarMuchas gracias, me parecio excelente tu blog!